Terapia Fría
La terapia fría, también conocida como crioterapia o crioterapia facial, se utiliza en estética para diversos fines y beneficios para la piel. Esta técnica consiste en aplicar frio en el rostro mediante diferentes métodos, como cubitos de hielo, rodillos de jade o cuarzo fríos, mascaras faciales refrigeradas o dispositivos especializados. Algunos usos comunes de la terapia fría en estética incluyen:
Reducción de la inflamación: El frio tiene propiedades antiinflamatorias y ayudan a disminuir la hinchazón y la inflamación de la piel. Puede ser útil después de tratamientos como peelings químicos, laser o microagujas, para aliviar la sensación de calor y reducir el enrojecimiento.
Calmante y alivio de la piel sensible: La aplicación de frio puede calamar la piel sensible, alivianando la irritación, el enrojecimiento y la sensación de ardor. Es especialmente beneficioso para personas con rosácea, la piel reactiva o sensibilidades cutáneas.
Estimulación de la circulación sanguínea: El frio aplicado en la piel ayuda a contraer los vasos sanguíneos, lo que a su vez puede mejorar la circulación. Esto puede resultar en una apariencia mas radiante y luminosa de la piel.
Tonificación y firmeza de la piel: La terapia fría puede tener un efecto tonificante y reafirmante en la piel. Al aplicar frio , se estimula la contracción de los tejidos, lo que puede mejorar la apariencia de los poros dilatados y proporcionar una sensación de firmeza en la piel.
Reducción de ojeras y bolsas en los ojos: La aplicación de frio en la zona de los ojos puede ayudar a reducir la hinchazón, las ojeras y las bolsas. Esto se debe a que el frio puede disminuir la acumulación de liquido y mejorar la circulación en esa área.